Editorial: Han finalizado las fiestas de Sant Antoni del municipio de Manacor y tenemos un apunte y una consideración que debemos resaltar, las fiestas son para los jóvenes principalmente, pero Sant Antoni tiene imagen de los más tiernos.

Se han adueñado de la fiesta muchos chiquillos, jovencitos y muchachos y muchachas de entre 12 y 18 años, ellos/as han protagonizado los grandes actos multitudinarios desde la plaza Concordia hasta el último baile. Se ha hecho un hueco tan grande que acaparan todos los actos relevantes.

En la presentación del Programa de fiestas de Sant Antoni hay una excepción, allí acude el Patronato, Los Amigos de Sant Antoni, los históricos, autoridades, músicos, la denominada columna vertebral de los cimientos. Pero una vez que se informa que llega la fiesta, los más jóvenes compran las sudaderas, los motivos y complementos del santo, llevan en volandas la torrada de la Concordia, acompañan al Dimoni y su séquito en el primer baile, asisten al baile del Ayuntamiento, llenan las Completes, protagonizan los bailes y cánticos por las calles. Copan el último baile. Hasta en las Beneides.

Por supuesto que el Ayuntamiento de Manacor participa y muchísimas empresas que lo hacen posible con sus aportaciones, los comerciantes con sus escaparates, calles enteras engalanando fachadas, todo el operativo de los foguerons, las APIMAS, el Patronato, los voluntarios/as, quienes diseñan durante meses lo que será la fotografía del patrón de los animales.

Los Amics de Sant Antoni, los grupos feministas con sus propuestas alternativas, todo eso suma. Pero quienes toman la calle y ocupan el espacio de la fiesta por excelencia son los chavales de 12 a 18 años. En otros sitios de Mallorca hay más variedad de generaciones. Eso está muy bien, no lo criticamos ni por casualidad, es simplemente una observación.